6/26/10

Abandono (17 de abril, 2010)

De viaje. Un lugar que no conozco. Tenía, aparentemente, dos hijos: una niña y un niño.
Estando tranquila en un cuarto, de pronto aparece un niñito muy rubio, que me decía que era el fantasma/doble de mi hijo varón, que venía a atormentarme, y realmente lo lograba.
Una secuencia de imágenes en las que el niño se aparece, hace desastres, se pone violento, quiere morderme, todo muy desesperante, hasta que llegaba el momento en el que yo decidía hacer algo al respecto. Entonces, por algún motivo, buscaba en Internet imágenes de la palabra "rubia", a lo que aparecían imágenes de odaliscas. Aparecía T. y miraba la pantalla y me decía, extrañado, "¿Rubia?". Yo no sabía qué responderle. Le terminaba diciendo que estaba buscando a una asesora en el asunto del niño.
A continuación, otra imagen del niño molestando, haciendo ruido. Yo decidía dejar de agrandar el asunto y tratar al niño como tal y no como a un ser sobrenatural y malvado superior a mí. Entonces lo miraba y le decía que me iba a ir, que lo iba a abandonar. Inmediatamente el niño deja de lado todo rastro de maldad, se angustia y llora. Yo simulaba abrir la puerta de la casa e irme. Veía en la puerta como por arte de magia una valija. Para hacer la actuación más creíble tomaba la valija y empezaba a caminar, diciéndole "Chau, chau, me voy". El niño se desesperaba, lloraba desconsoladamente y me gritaba que no me fuera. Mis "verdaderos" hijos lo abrazaban y lo miraban, también angustiados. Al ver al niño sufrir tanto me preguntaba si lo que estaba haciendo no era demasiado cruel. Sabía que mis hijos tampoco se estaban sintiendo cómodos con la situación. Yo me tranquilizaba pensando "Pero si es sólo un juego...". Al seguir caminando veía en un rincón en la calle a mi papá observando todo. Me fijaba en la gestualidad de su cara, que era bastante neutral, para entender si a él también le parecía mal lo que estaba haciendo, pero enseguida pensaba que "él no podía juzgarme porque ellos (mis papás) habían hecho lo mismo conmigo".

Notas:
1. La valija que encontraba en la puerta de la casa era la misma que aparecía en una película que vi esa misma noche, en la que la protagonista llevaba a su propio cadáver en ella.
2. No tengo recuerdos
conscientes de mis papás simulando abandonarme, en contradicción a lo que pensaba al final del sueño.

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