8/16/10

De viaje

Había viajado nuevamente a Bolivia, sola como la vez anterior, pero esta vez para recorrer el país. Volvía a probar las mismas comidas y me sentía segura desplazándome en el lugar porque conocía las costumbres bolivianas. Estaba de paso por Cochabamba y en unos días iba a salir para La Paz.

De repente había pasado el tiempo y me encontraba con mi novio en el viaje, quien me reprochaba el haberme ido sola por Latinoamérica. Yo le respondo “pero ya estamos en Los Ángeles, en Estados Unidos”. Estamos parados al costado de un mirador: miramos por el abismo y vemos las montañas. Descubro una casa de té gigante en una cima, pero pienso que no voy a tener plata para tomar un té allí.

Tenemos que dirigirnos a nuestro hospedaje que queda en el centro de la ciudad que está en el valle, así que empezamos a bajar del mirador por unas escaleras. Comienza a llover y me pongo de malhumor porque no quiero mojarme. Nos acomodamos en un agujero en la montaña para no mojarnos y esperar que pase el chubasco. Javier mira por afuera del agujero y se alarma: una ola gigante de agua de río y barro se dirige hacia donde estamos nosotros. Nos quedamos en el hueco en la montaña y vemos pasar el agua, y no nos afecta nada. Una vez que pasó el agua, vemos que viene otra ola, pero esta vez más grande. Estamos a salvo, pero también estamos atrapados y vemos que las cosas se ponen peor.

2 comments:

  1. Es increíble como siempre soñás con viajes y otras partes del mundo.

    ReplyDelete
  2. Porque viví en Bolivia y en Italia...

    ReplyDelete