6/9/10

El perro de antimateria

Estaba en la casa de mi abuela, en Del Viso, con mi hermano y Kant, mi perro salchicha. Estábamos solos. Merendábamos y estábamos dejando la cocina hecha un desastre.
Yo estaba terminando de contestar unas preguntas para un trabajo de la facultad, pensando en que ya me tenía que ir para no llegar tarde a la clase y calculando cuánto tardaría el viaje en tren.
Hice pis en el baño, que era igual al de mi casa, y en lugar de lavarme las manos lavé la vajilla. El escurridor estaba tan lleno de agua que mojaba el vaso y las cucharas que alguien había dejado antes para secar.
Miré debajo de la bacha y ahí estaba Kant. ¡Ah, no! ¡Kant estaba en el comedor! El que estaba en el baño era el doble de Kant, hecho de antimateria, igualito a mi perro pero con la cola cortada y un poco más amarillo. Al salir del baño, el perro siguió hacia el comedor. Kant se acercó a él para olerlo. ¡Ay, no, que no se toquen porque se van a desintegrar!
La nariz de Kant toca la nariz del impostor, pero la cancelación entre el perro positivo y el perro negativo no ocurre. Claro, al antiperro le falta un pedazo de cola y la desintegración ocurre cuando ambos cuerpos tienen la misma masa.

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