8/1/10

Intento de robo

Estaba viajando en el 182 que pasa cerca de mi casa, rumbo al centro de San Miguel pero, aunque las calles eran las mismas que conozco de toda la vida, yo estaba muy lejos, en alguna ciudad europea. Lorraine era mi compañera de asiento y veníamos charlando.

Suben cuatro hombres al colectivo y comienzan a pedirnos dinero, carteras y bolsos. Yo no quería darles mi mochila porque me había olvidado de sacar un montón de plata que tenía en un bolsillo. Justo cuando no me miran, saco un fajo de billetes del bolsillo y me lo guardo en el pantalón. Uno de los ladrones se acerca a mí y me pide la mochila, abre el bolsillo y saca un montón de billetes de $100, sorprendido. Me enojo, le arrebato la mochila porque necesitaba mucho esa plata (era la única que tenía) y le ordeno que no me saque tanta plata. El tipo me grita pidiéndome la plata; yo me paro y agresivamente y gritándole (como retándolo) le digo que si quiere le doy $100, pero que no me pida más. Los otros ladrones se bajan del colectivo, el robo está terminando; el ladrón no agarra los $100 pesos que le ofrezco porque lo asusta mi prepotencia y se baja del colectivo.

Me siento junto a mi amiga de nuevo, refunfuñando por haber tenido que lidiar con el ladrón, y ella me dice “no querés venir a mi casa hoy? Si querés te podés quedar a dormir.”

Yo digo que sí.

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